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miércoles, 19 de noviembre de 2014

El paciente hepático debe evitar las comidas abundantes

El hígado es el laboratorio del cuerpo: Pero este laboratorio, igual que otros órganos, puede enfermar y, en esos casos, conviene prestar atención a ciertos hábitos alimenticios.


  •  Desarrollo

Debido a su rol fundamental en los procesos metabólicos, al hígado se le conoce como el laboratorio del cuerpo. Pero este laboratorio, igual que otros órganos, puede enfermar y, en esos casos, conviene prestar atención a ciertos hábitos alimenticios.
¿Qué ajustes hacer en la dieta? Todo depende del nivel de afectación del hígado, según Alejandra Peña, coordinadora de la Residencia de Gastroenterología del hospital Salvador B. Gautier.
Depende, asimismo, del origen del problema. Las enfermedades del hígado se originan principalmente como consecuencia de alguno de los virus de la hepatitis, el consumo de alcohol o ciertos medicamentos.
La gastroenteróloga indica que al paciente con una hepatopatía crónica compensada, es decir, que no haya desarrollado las complicaciones propias de la enfermedad, el médico no suele indicarle muchas restricciones alimentarias. Este debe llevar un estilo de vida saludable, que incluya una alimentación balanceada, evitar medicamentos que afecten la función del hígado y eliminar el alcohol.
“En la medida que el daño hepático va avanzando entonces uno tiene que comenzar a restringir ciertos alimentos”, señala Peña.
Deficiencia: Muchas veces, las personas que padecen enfermedades del hígado caen en un estado de desnutrición proteico-calórica, ya sea como consecuencia de la pérdida del apetito o de la alteración de la absorción y digestión de los alimentos, problema que se agudiza a medida que el daño hepático avanza.
En este caso, conviene que el paciente se haga evaluar por un nutriólogo que determine con precisión su estado nutricional y le prescriba un régimen atendiendo a sus necesidades particulares.
El médico sustituirá ciertos alimentos y restringirá otros. Por ejemplo, comenta Peña, se limitan las proteínas de origen animal, especialmente el cerdo y la res, porque el organismo del paciente no las maneja bien.
“Esas proteínas de origen animal, cuando las come en exceso, pueden llevar al paciente a entrar en una encefalopatía hepática”, advierte Peña.
El consumo excesivo de proteína animal genera una sustancia que, al acumularse en el sistema nervioso, provoca alteración de la conciencia.
Otros alimentos: Quedan proscritos los mariscos, los embutidos, ciertos lácteos como la leche entera, y la yema de huevo.
Además, los caldos de pollo, conservantes, colorantes y edulcorantes, las comidas picantes o muy especiadas, y los productos ahumados y salazones.
Peña advierte que las vitaminas A y D en demasía dañan el hígado.
Al paciente hay que restringirle las grasas -no totalmente porque el organismo necesita este nutriente-. Eso implica despedirse de los alimentos fritos, especialmente cuando se está ante un cuadro de cirrosis.
Si la persona comienza a presentar edemas de las extremidades inferiores y acumulación de líquido en el abdomen, se recomienda reducir al mínimo el consumo de sal.
Para evitar comidas copiosas, es preferible que la persona como más veces al día, pero porciones más pequeñas.
Se le estimula a que ingiera proteínas de origen vegetal (una pequeña cantidad de mantequilla o aceite de oliva, por ejemplo). Debe consumir mucha fruta, vegetales, cereales y legumbres.
Bebidas: La mayoría de las restricciones se aplican a personas con procesos crónicos avanzados, pero hay una recomendación útil para cualquier persona afectada del hígado: decir no al alcohol.
“El alcohol de por sí produce daño en el hígado -expresa Peña-. El metabolismo del alcohol se hace básicamente en el hígado y el alcohol puede producir daños irreversibles”.
Infusiones y fármacos: Alejandra Peña, gastroenteróloga del hospital Salvador B. Gautier, comenta que infusiones como la de túa-túa y malamadre tienen el potencial de dañar el hígado e, incluso, de producir cirrosis, de modo que su consumo queda prohibido.
Por otro lado, señala, antes de ingerir cualquier medicamento, el paciente con problemas hepáticos tiene que consultar a su médico. Fármacos como el acetaminofén y los antiinflamatorios no esteroideos (comúnmente agrupados bajo la denominación común de AINE) afectan el hígado y pueden generar hasta una insuficiencia hepática. 

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